jueves, 18 de marzo de 2010

La Interpretación del Depósito de la Fe

Catecismo de la Iglesia  Católica n. 84-95




El Depósito Sagrado.
1 Tim 6:20.

Querido Timoteo: guarda el depósito

El depósito era aquello –normalmente bienes económicos- que se entregaba a una persona con la obligación de custodiarlo para restituirlo íntegro cuando el depositante lo requiriera.

 Aquí se aplica a la Revelación y a la fe, y así ha pasado a la tradición teológica.

¿Qué es el depósito? Es aquello que se te ha confiado, no lo que tu has descubierto; lo que recibiste, no lo que tú pensaste; lo que es propio de la doctrina, no del ingenio; lo que procede de la tradición pública, no de la rapiña privada. Algo que ha llegado hasta ti, pero que tu no has producido; algo de lo que no eres autor, sino custodio; no fundador, sino seguidor; no conductor, sino conducido…. Conserva inviolado y sin mancha el talento de la fe católica. Lo que has creído, en tu poder permanezca y por ti sea entregado a otro.
San Vicente de Lerins.

2 Tim 1, 12-14.

“Y esta es la razón por la que padezco estas cosas; pero no me avergüenzo, pues sé en quién he creído, y estoy seguro de que tiene poder para conservar mi depósito hasta aquel día”.

Mi depósito San Juan Crisóstomo lo interpreta así: Qué se entiende por depósito? La fe, la predicación. El mismo que me ha confiado el depósito sabrá guardarlo intacto. Yo sufro todo para que este tesoro no sea arrebatado. Yo no me retraigo por los males que haya de sufrir, me basta que este depósito se conserve puro.


Este Depósito Sagrado, contenido en la Sagrada Tradición y en la Sagrada Escritura fue confiado por los apóstoles al conjunto de la Iglesia.



La Iglesia es apostólica en un triple sentido:

1. Fue y permanece edificada sobre “el fundamento de los apóstoles” Ef 2, 20; Hch 21, 14, testigos escogidos y enviado en misión por el mismo Cristo Mt 28, 16-20 , etc.

2. Guarda y transmite, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en ella, la enseñanza Hch 2, 42, el buen depósito, las sanas palabras oídas a los apóstoles.

3. Sigue siendo enseñada, santificada y dirigida por los apóstoles hasta la vuelta de Cristo gracias a aquellos que les suceden en su ministerio pastoral.

Vean como existe en la carta a los Gálatas la Tradición Oral.

Gal 1, 6-10.

Con qué celo exhorta Pablo a los gálatas para que guarden la pureza de la verdad revelada.

Existe en el pueblo cristiano un deber de permanecer obedientes a la doctrina apostólica, en la unidad, en la Eucaristía y en la oración para que se realice en una armonía de pastores y fieles la preservación de la doctrina revelada por Cristo. Para que se conserve, para que practique y se profese la fe recibida.

Esto se dice rápido pero debemos considerarlo despacio. Cuando guardamos con delicadeza extrema hasta el mínimo detalle, es porque amamos lo que consideramos sagrado.

Por ejemplo cómo guardamos los tesoros de la familia, las herencias, con toda delicadeza, con el mayor cariño.

Por eso debemos ser obedientes a las orientaciones que nos da nuestro Pedro, Benedicto XVI. No podemos andar promoviendo comentarios negativos de quienes son sacerdotes de Cristo.

No debemos juzgar, debemos disculpar y rezar. Porque todos hemos pecado y todos somos menesterosos de la misericordia divina.

Igualmente obedientes con las indicaciones para la confesión, en confesionario dice el Papa!.

La forma de vestir en la misa, sin comer chicle, sin cruzar la pierna, una genuflexión bien hecha, un signo de la cruz bien hecho.

Quisiera hablarles de la parábola del hijo pródigo. Ninguno de los dos tenía una correcta relación con su Padre, uno por rebeldía, y otro por una obediencia inmadura.

Esa obediencia no es la que debemos tener, podemos preguntar sobre la conveniencia de las cosas, pero mientras entendemos totalmente, debemos tener una actitud obediente. Porque se trata de preservar para la futuras generaciones lo más sagrado.

La Cuaresma es un tiempo privilegiado, la Iglesia como Madre nos lo propone porque es menester nuestra conversión, para no descaminarnos y apartarnos del camino de la salvación!

Podríamos descender a un sin fin de cosas, de la convivencia familiar con respecto a lo que nos dice la Iglesia, que es madre y maestra, y a través de ella escuchamos a nuestro Dios. Cada quien que se examine despacio según el Espíritu Santo le da a entender.

EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA.

¿Qué es el magisterio?

Del latín magisterium.

1. m. Enseñanza y gobierno que el maestro ejerce con sus discípulos.
2. m. Cargo o profesión de maestro.
3. m. Conjunto de los maestros de una nación, provincia, etc.
4. m. En la religión católica, autoridad que en materia de dogma y moral ejercen el Papa y los obispos.

El Magisterio de la Iglesia tiene el oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita.

Este oficio ha sido encomendado sólo al  Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo.

Porque Cristo para mantener a la Iglesia en la pureza de la fe transmitida por los apóstoles, El que es la Verdad, quiso conferir a su Iglesia, una participación en su propia infalibilidad.

Entonces por medio del “sentido sobrenatural de la fe”, el pueblo de Dios “se une indefectiblemente a la fe”, bajo la guía del Magisterio vivo de la Iglesia.

Es parte del mandato de Cristo Mc 16, 15. “Id a todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura”.  Mt 28, 19 …y enseñándoles a guardar todo cuanto os he mandado. Y sabe que yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo. 

Esta cita es una promesa que acompaña la certeza de la participación de la Iglesia en la infalibilidad de Cristo. (En Dios no hay error).

Por eso no podríamos decir que la Iglesia vivió errada por 10 siglos hasta que llegó La Reforma, según Lutero.

La relación que existe entre La Tradición, la Sagrada Escritura y el Magisterio es una unidad tal que no existe uno sin el otro; los tres cada uno según su carácter, y bajo la acción del único Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de las almas.

2 Pedro 1, 20
Pues ante todo debéis saber que ninguna profecía de la Escritura depende de la interpretación privada, porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino que, impulsados por el Espíritu Santo, aquellos hombres hablaron de parte de Dios. Por esa razón la interpretación no puede ser privada.

Otra cita.

Gál 1, 6. Dos veces dice la palabra Anatema, a todo aquel que cambie el sentido del Evangelio. (maldito).

Apoc 22, 18
…Si alguien añade algo a ellas (la Escritura), Dios enviará sobre él las plagas descritas en el libro. Y si alguien quita alguna de las palabras del libro profético, Dios le quitará su parte en el árbol de la vida y en la ciudad santa…

Ahora bien, “el Magisterio no está por encima de la palabra de Dios, sino a su servicio para enseñar puramente lo transmitido, pues por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo explica fielmente; y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como revelado por Dios para ser creído” DV 10 .

¿Es lo mismo un dogma que un misterio?

¿Qué es un Misterio? 
"Misterio, en general, es una verdad que no podemos comprender por ir más allá de nuestro entendimiento".


La naturaleza está llena de misterios y vivimos rodeados de realidades que no podemos comprender. Nadie sabe a ciencia cierta qué es exactamente la fuerza de gravedad y mucho menos si se puede controlar.

Aún hay muchos "misterios" en el organismo humano y no digamos de las realidades que están físicamente muy alejadas de nosotros, por ejemplo, ¿qué habrá en Aldebarán, que está a 55 años luz de la tierra?


"Misterio, en sentido estricto, es una verdad que no podemos comprender, pero que conocemos y creemos porque Dios nos la ha revelado". Por ej.,el de la Santísima Trinidad. 

"Nunca creería en la divinidad de una religión que no tiene misterios", dijo un célebre pensador. En efecto, un Dios que cabe dentro de nuestro entendimiento ya no es Dios. Y una religión que en todo está al alcance de los hombres, en la que todo se puede explicar y comprender, no es divina.


Es importante saber que los Misterios no son contrarios a la razón humana, sino que únicamente están por encima de ella. Por ejemplo, las leyes de la electricidad, que son conocidas por un buen físico, son un misterio para el ignorante. Pero esto no quiere decir que vaya contra la razón, sino que le son superiores. No puede haber contradicción entre la razón y los misterios revelados, porque Dios es, a la vez, el autor de la razón y de la Revelación.



¿Y qué es un Dogma? "Dogma, en sentido amplio, es una verdad contenida en la Revelación divina".


"Dogma, en sentido estricto, son las verdades reveladas por Dios y propuestas como tales por el Magisterio de la Iglesia a los fieles, con la obligación de creer en ellas". Por ej.: el dogma de la Asunción de la Santísima Virgen a los Cielos.


Quien niega o pone en duda de un modo pertinaz las verdades que han de ser creídas, comete el pecado de herejía.


En el dogma hay dos elementos: Es una verdad revelada por Dios y se halla, por tanto, contenida ya en la Sagrada Escritura, en la Tradición, o en ambas.

Es una verdad propuesta por el Magisterio de la Iglesia con obligación de creer en ella. Esa propuesta puede hacerla la Iglesia, bien de forma extraordinaria, por ejemplo con una solemne definición del Papa o de un Concilio Universal de acuerdo con el Papa, o por el Magisterio Ordinario y universal de toda la Iglesia.


Progreso del DOGMA

En época de tanta confusión intelectual como la nuestra, y de tanto orgullo, en que por todas partes surgen quienes pretenden ser Maestros, ya sea en Sagrada Escritura (¡a la que "destrozan" sin piedad!, reduciéndola a una simple "escritura" humana, mero conjunto de libros piadosos escrito y reelaborado sucesivamente por las distintas comunidades...), ya sea en las Verdades de la Fe o la Moral, proponiéndonos nuevos avances más acordes con estos tiempos, alguno podría preguntarse: "¿Ha cambiado la enseñanza de la Iglesia?

"El contenido de lo que Dios ha revelado, ¿ha aumentado o se ha modificado en algo?" Trataremos de explicarlo.

La Revelación de Dios a los hombres tiene su culminación en Jesucristo. Ya no es un mensajero de Dios el que viene a revelar un aspecto del plan salvador: es Dios mismo. Jesucristo, "con toda su presencia y manifestación, con sus palabras y obras, prodigios y milagros, y, ante todo, con su muerte y resurrección y, finalmente, enviando al Espíritu de verdad, culmina plenamente la Revelación" (Const. Dogm. Dei Verbum, n.4) 



De lo anterior se desprende que con la muerte del último Apóstol (testigo ocular cualificado), se cerró el contenido del depósito revelado por Dios.

La Iglesia, que es depositaria de la Palabra de Dios que es inmutable, no puede quitar o añadir nada. Todas las verdades enseñadas por Dios están contenidas en la Escritura y en la Tradición.

Pero no se han conocido y profundizado en toda su amplitud.
De acuerdo con estas dos ideas, precisemos en qué sentido se puede admitir el progreso del dogma católico, y en qué sentido.

1° Con la muerte de los Apóstoles quedó terminada la Revelación; y después de ellos Dios no ha revelado ninguna verdad nueva. En consecuencia, cuando la Iglesia define solemnemente un nuevo dogma, no establece una verdad nueva, no contenida en la Escritura y en la Tradición; sino que por el contrario declara que esta verdad está contenida en la Sagrada Escritura y en la Tradición; y que por lo mismo hay que admitirla. 


2° Los dogmas no pueden cambiar de sentido; pero sí pueden cambiar los términos en que son expresados. No pueden cambiar de sentido.

Lo que la Iglesia aceptó ayer como verdadero, no puede hoy rechazarlo como falso; o el caso inverso. Ello equivaldría a negar la asistencia que Dios prometió.

Pero sí sucede que los dogmas se pueden expresar con palabras más claras y precisas. Ej.: Desde un principio se admitió que por las palabras de la consagración el pan se cambia en el cuerpo de Cristo.

Pero la palabra transubstanciación (cambio de una substancia en otra) la empleó por primera vez la Iglesia en el IV Concilio de Letrán, 1215.



3° El progreso del dogma consiste en que la Iglesia enseña de modo más claro y explícito, verdades que estaban contenidas en la Escritura y en la Tradición de modo velado e implícito.

Así el dogma de la infalibilidad del Papa estaba contenido en forma implícita y velada en las palabras:

"Tú eres Pedro, y sobre ti edificaré mi Iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella" (Mt 16,18). O en estas otras, dirigidas también a Pedro: "He rogado por ti para que tu fe no perezca, y tú, confirmado en ella, confirma a tus hermanos" (Lc 22,32).

Y el Concilio Vaticano I definió el dogma de una manera explícita, precisando que el Papa es infalible cuando habla de dogma o moral a toda la Iglesia, en calidad de maestro supremo. 



No debe extrañarnos este progreso, pues la Sagrada Escritura es un libro lleno de profunda y misteriosa sabiduría, de suerte que no entrega de una vez todas las verdades que contiene, sino a medida que se estudia y se reflexiona sobre ellas.


Es importante que nos demos cuenta que la totalidad de los fieles…no puede equivocarse en la fe. Se manifiesta esta propiedad suya, tan peculiar, en el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo: cuando desde los obispos hasta el último de los laicos cristianos muestran estar totalmente de acuerdo en cuestiones de fe y de moral.

Porque el Espíritu habita en cada fiel.

Jun 8, 32

“Si vosotros permanecéis en mi palabra, sois en verdad discípulos míos, conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres…. Si el Hijo os da la libertad, seréis verdaderamente libres…intentáis matarme porque mi palabra no tiene cabida en vosotros”

Esto significa que los dogmas son luces en el camino de nuestra fe, lo iluminan y lo hacen seguro. De modo inverso, si nuestra vida es recta, nuestra inteligencia y nuestro corazón estarán abiertos para acoger la luz de los dogmas de la fe.