jueves, 15 de abril de 2010

El Espíritu Santo, intérprete de la Sagrada Escritura.

Resumen de lo que hemos venido viendo con respecto a la Revelación


1. Dios revela su designio amoroso
         Etapas de la revelación
         a. Promesa, b. Elección, c. Pueblo, d. Alianza, e. Ley

2. La Palabra de Dios se hace hombre, el Verbo Eterno se hace carne, el Logos, la Razón. Y nos revela ya no por medio de profetas sino El mismo. 

3. Forma un nuevo Pueblo, que abarque todas las naciones, tal y como se lo prometió a Abraham.


Jesucristo le confío a los Apóstoles la transmisión de sus enseñanzas y mandatos, Mt 28, 20, por eso el MAGISTERIO – que son los Obispos en comunión con el Papa— es el que custodia, enseña e interpreta el Depósito de la Fe. Tenemos un gran privilegio, dénse cuenta de que en ninguna otra denominación cristiana, existe un órgano de tal magnitud, y si lo hay, niegan la Tradición de la Iglesia, y por eso cada vez que alguien opina diferente “hace casa aparte”.


EL ESPIRITU SANTO, INTERPRETE DE LA ESCRITURA.

¿qué significa que el Espíritu Santo sea el intérprete?
Que El es quien interpreta pero a través de nuestra razón.

Si yo les pregunto  ¿qué dice Romanos 8:28 ustedes sabrían?


Si les digo que ese pasaje se relaciona con las causas segundas y la Providencia divina tal vez algunas no entiendan todavía. Si les digo que ese pasaje dice “Omnia in bonum”, algunas entenderían, otras no. Pero si les digo que lo que dice es: “sabemos que todo coopera para el bien de los que aman a Dios”, entonces todas entendemos, porque todas hemos experimentado de una u otra forma la misericordia de Dios en nuestra vida ¿verdad? Y sabemos que no hay ningún acontecimiento en nuestra vida que se escape de sus manos.

Ven, todas entendemos de su misericordia, pero entre más conocemos mejor entendemos!, y aunque el Espíritu Santo es quien nos ayuda a interpretar, es necesario conocer sobre lo que estamos leyendo, para no desviarnos en la interpretación.

Es importante saber que la meditación de la Sagrada Escritura no es exégesis; la meditación es dejar a Dios hablar-me, encontrarlo caminando en las Sagradas Escrituras, como decía San Agustín.

Nosotras no hacemos exégesis, porque no somos teólogas, pero sí debemos conocer lo que Dios nos dice a través de su Palabra; parece una frase esteriotipada, pero no, Su Palabra no es un qué, es un Quien, es Cristo! Y lo encontramos en la Palabra Escrita interpretada a la luz de la Tradición bajo la guía del Magisterio.

El estudio es necesario, tanto como la meditación, son dos ramas del mismo árbol. La meditación y el estudio deben nutrirse de la misma fuente; aunque con diferente énfasis.

 Ahora bien, ¿qué tenemos que conocer?

Géneros literarios, maneras de sentir, de hablar, de narrar en aquel tiempo. Pero dado que la Sagrada Escritura es inspirada, hay otro principio de la recta interpretación, no menos importante que el precedente, y sin el cual la Escritura sería letra muerta: “La Escritura se ha de leer e interpretar con el mismo Espíritu con que fue escrita”
DV 12,3.

”Yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito para que esté  con vosotros siempre: el Espíritu de la verdad, al que el mundo no puede recibir porque no le ve ni le conoce; vosotros le conocéis porque permanece a vuestro lado y está en vosotros” Jn14, 17.

“Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y me siguen” Jn 10, 27

Por eso la Palabra de Dios, que es inspirada por el Espíritu Santo, no puede leerse sino que con el mismo Espíritu con que fue escrita.

Vean como recrimina Jesús a ciertos fariseos que se dicen hijos de Abraham, que no reconocen a Jesús, como Hijo de Dios, ni siquiera por sus obras.

Juan 8, 43

“¿por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis oír mi palabra. Vosotros tenéis por padre al diablo y queréis cumplir las apetencias de vuestro padre;…y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla la mentira, habla de lo suyo, porque es mentiroso y padre de la mentira. Sin embargo, a mí, que digo la verdad, no me creéis”.

Recordemos que el demonio cita la Sagrada Escritura pero para  retorcerla y sacarla de contexto, para tentar a Jesús. Esto mismo es lo que están haciendo los medios de comunicación, retorcer y mal interpretar la información para sembrar cizaña, para desunir, para sembrar desconfianza. Para quitar la autoridad moral a la Iglesia.

LA ESCRITURA SE HA DE LEER E INTERPRETAR CON EL MISMO ESPIRITU CON EL QUE FUE ESCRITA, bajo la guía del Magisterio de la Iglesia, según tres criterios.

1. Atención al contenido y a la unidad de toda la Escritura.
2. Lectura de la Escritura en la Tradición viva de la Iglesia.
3. Respecto de la analogía de la fe, es decir, de la cohesión entre las verdades de la fe.

Voy a explicar qué significan cada uno de estos criterios y luego vamos a analizar los textos de la Escritura.

1. Prestar una gran atención al contenido y a la unidad de toda la Escritura. Por muy diferentes que sean los libros que la componen, históricos, proféticos, sapienciales, todos hablan del designio de Dios, del que Cristo es el centro.

Leamos Lc 24, 25-27.44-46.


2. Porque en efecto, la Iglesia encierra en su Tradición la memoria viva de la Palabra de Dios, y el Espíritu Santo le da la interpretación espiritual de la Escritura. En definitiva la Sagrada Escritura está más en el corazón de la Iglesia que en la materialidad de los libros. Precisamente porque la Palabra es un Quien, no es una letra muerta, de ahí la importancia de encontrarnos con Cristo mientras meditamos en su Palabra.

Como nos recomienda nuestra Santo Padre, no debe convertirse en una lectura informativa sino performativa, que permee nuestra vida, que la transforme, de la misma forma que un árbol reverdece a la orilla de un río.

Salmo 1, Dichoso el hombre que se complace en la Ley del Señor, y noche y día medita su ley. Será como un árbol plantado al borde de un río, que da su fruto a su tiempo y no se marchitan sus hojas

3. ANALOGIA,
(Del lat. analogĭa, y este del gr. ἀναλογία, proporción, semejanza).

1. f. Relación de semejanza entre cosas distintas.

Por la analogía de la Fe, entendemos la cohesión, la unidad de las verdades de la fe entre sí y en proyecto total.

Veamos por ejemplo La Creación, en el Génesis tenemos dos relatos, provenientes de dos tradiciones, pero también el libro de los salmos nos habla de la Creación.

Mi favorito es el 136 porque tiene una letanía que singulariza cada acto de la Creación “porque eterna es su misericordia” 136, 5-9. En definitiva Dios es el Único por ser el Creador del cielo, la tierra y los astros; y es el único Señor porque es más fuerte que todos los reyes, y el único que puede salvar a su pueblo.

Y el último relato de la Creación donde se entiende claramente que todo fue hecho por Cristo, para El y en El. Juan 1, 1-5

Colosenses 1, 15-17. Nos habla de la primacía de Cristo.

Hay unidad en todos los libros y cohesión con respecto al proyecto de la Revelación de Dios.

Veamos la relación de semejanza, por ejemplo en el libro del Génesis vemos que Dios suscita en Adán y Eva la confesión, El sabía que habían pecado, pero les ayuda a confesar su culpa para empezar cuanto antes el designio de Salvación; y en el momento oportuno les dice a sus Apóstoles, “lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo”. Les da el significado pleno de lo que antes fue un anuncio.

Por último tomemos el diluvio de Noé, el paso por el Mar rojo, son analogías de lo que será el bautismo; el agua produce muerte y da vida; por el bautismo morimos al hombre viejo y renacemos a una vida nueva, donde somos revestidos de Cristo.

Con estos pasajes hemos visto los 3 criterios para una interpretación correcta. La unidad de toda la Escritura a la luz de la Tradición, y viendo las analogías de la fe.

Por ejemplo la analogía de la fe que vemos desde el Génesis hasta los textos del evangelio que escuchamos el Domingo de Pascua. Se aparece a las mujeres primero, por haber sido quienes indujeron al pecado, y fueron ellas las primeras apóstoles de la fe; a María en las bodas de Caná la llama mujer, igualmente al pie de la Cruz; de la misma manera que Eva madre de todos los vivientes, ahora Santa María nos engendra al pie de la cruz, como Madre de la Humanidad, y Juan Pablo II se atrevía a llamarla Co-Redentora, aunque este es un dogma que no ha sido proclamado aún, ni tampoco el de la Maternidad Universal, sin embargo está en el corazón de la Iglesia desde que yo tengo memoria.

Hemos visto hasta ahora los criterios para la recta interpretación, ahora veamos el sentido de la Escritura.

¿qué quiere decir sentido?
Sentido significa un modo particular de entender algo.
Podemos decir que algo carece de sentido, cuando no tiene finalidad.
Hablamos de sentido, "eso tiene sentido", cuando tiene razón de ser.

Así en la Escritura encontramos, según una antigua tradición, dos sentidos de la Escritura, dos modos particulares de entenderla.

1. El sentido literal y
2. El sentido espiritual.

En cierta forma los pasajes que hemos visto anteriormente también los hemos leído bajo estos dos sentidos. Porque no podemos fragmentar así la Palabra de Dios; como dice Santo Tomás todos los sentidos se fundan sobre el sentido literal, sin embargo si leemos tan solo, literalmente un pasaje, perdemos los criterios de interpretación. Sería letra muerta.

El sentido literal, es el descubrimiento que los exégetas han hecho, siguiendo los criterios de la justa interpretación, de las palabras de la Escritura.

El sentido espiritual nos habla, en virtud de la unidad, no solo del texto, sino de los signos que están detrás de esas realidades. De tal forma que este sentido espiritual, tiene tres maneras diferentes de expresión.

                  a. Alegórico          b. Moral      c. Anagógico.

a. Podemos adquirir un significado más profundo reconociendo su significado en Cristo.

b. Los acontecimientos narrados nos pueden conducir a un recto proceder.

c. El sentido anagógica ( del latín anagoge, caminar hacia) nos ayuda a ver realidades y acontecimientos en su significado eterno.

Vamos a leer el Apocalipsis. Primero vamos a leer el texto, luego lo vamos a comentar y finalmente vamos a ver qué nos dice hoy a nosotras.

Apoc 1,9-19.

La isla de Patmos era un lugar de prisión.  La escena de la visión tiene un colorido litúrgico, dejando entender que el autor recibe la visión durante la celebración de una liturgia dominical, y mostrando así que la liturgia de la tierra está unida a la del Cielo.

Se enumeran aquí siete iglesias, que simbolizan a la Iglesia universal, y por eso las palabras que contienen las 7 cartas están dirigidas a todos los cristianos que, de una forma y otra, se encuentran en situaciones similares a las de aquellas iglesias del Asia.

En la visión los candelabros representan a las iglesias en oración, recordando el candelabro de los siete brazos, la menoráh, que lucía en el Templo de Jerusalén.

Jesucristo como Hijos del Hombre, es el Juez escatológico, y los rasgos de su figura simbolizan su sacerdocio, (la túnica); su realiza (la banda de oro); su eternidad (los cabellos blancos); su ciencia divina (ojos como de fuego); y su poder (pies semejantes al metal). El Señor tiene en su mano las iglesias como signo de su protección sobre ellas.

Cristo resucitado se presenta como el que da seguridad al cristiano, no sólo porque El tiene dominio absoluto sobre todo, primero y último, sino también porque El ha participado de la condición mortal del hombre. Por su muerte y resurrección ha vencido a la muerte.

Y le dice a Juan no temas!, le dice No temas, porque estaban experimentando persecución, No temas, tengo en mi mano la Iglesia.
Nos lo ha repetido en estos días, cada vez que se aparece, a los discípulos, No teman, la paz sea con ustedes.

Y nos lo dice a nosotros hoy, ante las persecuciones de que está siendo objeto la Iglesia, ante el deseo de quitar a Dios del ámbito público y reservarlo a lo “privado”. No teman.

Es una palabra de hace 18 o 19 siglos, y es una palabra de hoy. Es histórica y es actual. Tiene un sentido literal y uno espiritual.

Nos habla de lo que va a venir, lo que estamos viviendo y del triunfo definitivo de Cristo, (sentido anagógico).

Vemos los pasajes que hablan de Cristo que se refieren a los profetas, a los libros históricos, y a la Torah (Exodo).

No temas!. La Iglesia necesita de la santidad, de tu santidad, de mi santidad. De la caridad en la verdad, y de la verdad con la caridad.

En definiva, leamos la Escritura dejémonos interpelar por ella, para que permee nuestra vida y nos configure con Cristo; y tengamos los criterios correctos en la interpretación de los pasajes. Unidad, Tradición, Analogía, sabiendo que toda la Escritura del Antiguo Testamento nos habla de Cristo, y en el Nuevo Testamento encontramos el cumplimiento y plenitud de todo cuanto se había dicho antes, y que permanecía de manera oscura.

Animo!