viernes, 24 de septiembre de 2010

Catecismo Iglesia Católica 290-292

Resumen de la clase anterior CEC 279-289.
Materia para el círculo de estudio.


LA CREACION OBRA DE LA SANTISIMA TRINIDAD.
CEC 290-292
(clase de hoy)

Resumen 279-289.

1. Que la catequesis de la Creación es de suma importancia para conocer y entender el sentido y orientación de nuestra vida. Sin pretender conocer el cómo y el cuándo sino más bien el para qué de nuestra existencia.

2. Que los avances de la ciencia nos llevan a admirar cada vez más a nuestro Dios Creador de todo cuanto existe, visible e invisible, del ser humano y del cosmos, creados con infinita perfección, por puro amor. También que lo científico y lo religioso son dos enfoques de comprensión distintas sin que por eso haya contradicción, pues ambos tienen a Dios por autor.

3. Que nuestro Creador manifiesta sus perfecciones en las criaturas de su Creación, sin que eso signifique que son una emanación de su ser, cuánto que todo lo que existe mantiene su ser en El y por El. Lo contrario sería el panteísmo.

4. Que de la falta de claridad sobre Dios como Creador de todo cuanto existe, surgen otras herejías como el dualismo o el maniqueísmo, dos principios eternos el Bien y el Mal; donde el mundo sería malo, igualmente nuestro cuerpo por lo que habría que superarlo, dando origen al gnosticismo. Y finalmente el deísmo, que pretende que Dios ha creado al mundo y se ha desentendido de él. En último termino el materialismo que considera la creación como obra del azar.

5. Según la bondad que Dios ha tenido con los hombres, El puede ser conocido por nuestra razón natural, así la revelación de la creación está unida a la revelación y realización de la Alianza con su Pueblo, pues en la creación se encuentra el primer paso hacia esa Alianza.

Preguntas de estudio de esta clase.

1. Enumere las herejías que se forman cuando no se considera a Dios único Creador de todo cuanto existe, y explique lo que cada una de ellas supone.

2. Qué se entiende por la voz “alma”. ¿Cómo se puede diferenciar del alma humana?.

3. ¿Está la Iglesia en contra del evolucionismo?
No, si es un evolucionismo moderado; si busca el origen del cuerpo de una materia preexistente, siempre y cuando acepte que el alma ha sido creada directamente por Dios.

4. ¿Dónde radica la dignidad del ser humano?


Materia para círculo de estudio.

Sobre el alma.
TEMA 1.
Nivel básico, tomado del libro de Religión Católica 2, Casals, edición antigua.

¿Cómo demostramos que el alma en el ser humano es espiritual, inmortal?

En todos los pueblos que han existido, la gente ha enterrado a sus muertos pensando que tenían un alma que seguía viviendo en el más allá. Por eso dejaban junto a sus restos alimentos y utensilios para “el viaje” a la eternidad.

Asimismo, ha habido filósofos que, sin haber conocido la revelación divina, han hablado del alma, por ejemplo Platón y Aristóteles.

El alma humana no se ve porque es espiritual. Pero la existencia del alma se puede demostrar indirectamente, a través de la inteligencia y la voluntad:
a) Tenemos la capacidad de conocer, y las ideas abarcan muchos objetos (idea de silla, de casa, de universo…); por eso podemos pensar y manifestar el pensamiento con palabras o con la escritura. Pensamos con el cerebro, pero las ideas son espirituales, no son parte del cerebro, que es material.
b) Además, conocemos el bien y el mal. Sabemos que debemos hacer el bien y evitar el mal. Pero eso podemos realizar acciones a favor de los demás que no nos reportan ningún provecho personal.
c)También tenemos la capacidad de querer. Nosotros hacemos lo que queremos, no estamos obligados por los instintos como los animales. Esto quiere decir que somos libres.
d) Y tenemos un deseo de felicidad que no se satisface poseyendo sólo cosas materiales, sino que tiende a ser infinito.
Observando estos datos concluimos que tenemos en nosotros un principio espiritual, distinto del cuerpo, que llamamos alma.

De tal forma afirmamos que el alma está en el cuerpo y el cuerpo no vive sin el alma.

a) El alma humana:
El alma es creada por Dios en el momento de la concepción. Es decir, el engendrado es persona humana ya en el seno materno.
“La Iglesia enseña que cada alma espiritual es creada directamente por Dios –no es “producida” por los padres-, y que es inmortal: no perece con la muerte, y se unirá de nuevo al cuerpo en la resurrección final” (CEC n. 366).

b) El cuerpo humano:
El cuerpo es dado por Dios a través de los padres. De ellos procede en gran parte el temperamento  (el modo de ser) y algunos rasgos físicos de la nueva persona.
Alma y cuerpo no son dos cosas separadas, como el jinete y el caballo. No somos un alma que tiene cuerpo, somos una unidad de alma y cuerpo. De ahí la dignidad del cuerpo: lo que le sucede al cuerpo le sucede a la persona.

TEMA 1
Nivel Avanzado.

¿Qué es el alma?
Es un principio de vida, un principio vital.

a. En un primer nivel Aristóteles ubicó a los seres de vida vegetativa, -reino vegetal y similares-, con alma vegetativa y funciones de tipo bio-químico; por ejemplo las plantas.

b. En un segundo nivel están representados los seres vivos de alma sensitiva, que tienen tanto funciones vegetativas, como sensitivas, es decir, tienen además sensibilidad y movimiento voluntario, por ejemplo los perros y los gatos, etc.

c. El tercer nivel posee características de los dos anteriores, vegetativas y sensitivas, pero además está complementado con una inteligencia para conocer de sí mismo, de los demás seres y del medio que lo rodea, y adicional al hecho de conocer, “conoce que conoce”; tiene un alma espiritual e inmortal, hablamos de la naturaleza humana, EL HOMBRE, constituida por el varón y la mujer.

En esta escala los seres vivos no poseen tres almas, vegetativa, sensitiva y por último racional, sino que posee una sola alma de orden superior y espiritual que igual alienta funciones vegetativas, como la digestión y el latido del corazón, como funciones sensitivas, visión, audición, sensaciones táctiles, o puramente racionales ya en el orden espiritual, realizar una operación matemática, o entrar en comunicación con Dios a través de la oración.

El hombre, dice San Gregorio, tiene algo de todas las demás criaturas; porque tiene el ser como las piedras, la vida como los árboles, la sensibilidad como los animales y la inteligencia como los ángeles. En efecto, la vida natural del hombre está constituida de la triple manifestación, vegetativa, sensitiva, intelectiva. El hombre es una unidad substancial de materia y espíritu que realiza todas su operaciones, desde las más elementales hasta las más sublimes, desde su condición única de persona.

Unos de los discípulos de San Agustín le preguntó en una ocasión: “¿cómo puedo saber que tengo alma?” San Agustín le preguntó a su vez: “¿Eres idéntico a tu cadáver?” El tiene tu pelo, tus facciones, todos tus órganos. ¿Pero eres idéntico a él?” “No, no; reconoció su discípulo”. San Agustín asintió… “Pues no tienes más que restar tu cadáver de tu persona y lo que queda es el alma”. (Louis de Wohl: Adán, Eva y el Mono).

El amor es el acto específico del alma espiritual; pero la persona humana también es corporal, por eso su alma cumple simultáneamente en cada acto funciones que son vegetativas, sensitivas e intelectivas o espirituales. Ahora bien, la persona no ama porque tiene cuerpo, sino porque está dotada de alma espiritual. Sucede lo mismo, en sentido inverso, con las operaciones que son de la persona pero que realiza precisamente porque es corpórea; por ejemplo el alma es la causa del latido del corazón, pero una persona tiene corazón porque es corpórea.
¿Cómo demostramos que el alma en el ser humano es espiritual, e inmortal?

Como hemos visto, el alma es espiritual porque tiene total independencia de la materia, es decir es capaz de vivir sin el cuerpo, tampoco depende del cuerpo para realizar sus operaciones, inteligencia y voluntad. Decimos que la inteligencia y la voluntad son potencias del alma porque son inorgánicas no se ubican en ningún órgano. Por ejemplo la potencia de ver la tiene el ojo, pero quien sabe que ve es la persona, el ojo no sabe que ve. Tampoco el que sabe que sabe es el cerebro, entender es un acto espiritual.
Entonces el alma es inmortal porque no depende del cuerpo ni en su ser ni en sus operaciones.

Ampliamos la explicación de la siguiente manera: Así como es el ser, así es su obrar. Como el árbol es vegetal, su obrar, -es decir sus operaciones-, es vegetativo, se nutre, crece y se reproduce; el perro, es un ser animal, por lo tanto su obrar es animal, además de nutrirse, crecer y reproducirse, ve, oye, huele, etc; el hombre que es un ser racional, adicionalmente a lo anterior, piensa y quiere. Entender y querer, son actos puramente humanos que se ejercen con total independencia  del cuerpo, son realizados por la inteligencia y la voluntad.

Por lo tanto, demostrando que los actos humanos son espirituales, queda demostrada la espiritualidad del alma, porque así como es el obrar así es el ser.

El alma es inmortal, esto quiere decir que no muere.
Nos preguntamos ¿qué es la muerte?, la muerte no es otra cosa que la corrupción de un ser vivo.
Ahora bien, un ser vivo se puede corromper de dos maneras. En primer lugar se corrompe por sí mismo directamente, como una leche que se pone agria, y éste no puede ser el caso del alma espiritual que, por ser espiritual, es simple y no tiene partes en las que pueda dar la corrupción. En segundo lugar, se puede corromper por su dependencia de un ser corruptible, como sucede con el alma de los vegetales y de los animales, (que no son espirituales), pero éste no es tampoco el caso del alma humana porque ya se ha demostrado que el alma humana no depende de nada material, es espiritual.

Origen del alma.
El alma humana sólo puede proceder por creación inmediata de Dios quien la crea al mismo tiempo que el cuerpo. El cuerpo no puede ser humano sino tiene alma humana, y el alma no es personal sin el cuerpo de una persona humana. El alma tiene principio pero no tiene fin.

El alma no puede proceder del cuerpo porque lo material no puede generar lo espiritual, pues el efecto nunca es superior a la causa.
No puede proceder del alma de los padres porque éstas son simples y o pueden dividirse, y porque si los padres tuvieran poder de crear un alma semejante a sí,  podrían mantenerse ellos en el ser , y esto no es posible más que en Dios.

Ahora bien, aunque el alma puede vivir sin el cuerpo, una vez que sucede la muerte, es verdad de fe revelada que el último día se unirá al cuerpo glorioso, para la vida en el cielo; o a un cuerpo de muerte para el suplicio eterno del infierno.
***
Puede resultar interesante abrir un debate exponiendo el caso de si una persona en estado de coma irreversible, comúnmente llamado estado vegetativo, o una persona con una parálisis cerebral profunda, pueden ser considerados personas, en vista de que no manifiestan ni inteligencia ni voluntad.
El quid del asunto está precisamente en que, aunque los actos no se manifiesten, existen, pues son potencias del alma, y ya vimos que la persona humana es una unidad indivisible de alma y cuerpo.

Este punto es importante dejarlo claro porque, como vimos en la introducción, será el argumento para sustentar la aplicación de la eutanasia o del aborto. Cuando no se considera persona humana a quienes no tienen ciertos estándares de “calidad de vida”, se asumen como una carga para la sociedad. Los temas de bioética, se pueden tratar posteriormente, lo importante es que las bases antropológicas estén bien sólidas. Una vez conseguido esto, lo demás caerá por su propio peso.

 Vista la diferencia entre las personas humanas y los animales en cuanto a las perfecciones del ser, cabe aclarar someramente el por qué de la dignidad humana, aunque eso se podría inferir de lo anteriormente dicho.

¿En qué radica la dignidad del ser humano?
Cuando hablamos de dignidad hablamos de una importancia grandísima que tiene el ser humano, porque es persona. ¿Cuál es la base de esa dignidad? Que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. El ser humano es la única criatura a la que Dios ha amado por sí misma, y la única capaz de amar a su Creador. Ningún otro ser vivo puede pensar, amar, y entregarse. Ninguno puede poseerse.


La Creación obra de la Santísima Trinidad
CEC 290-292


Objetivos generales

1. Reconocer que no hay quien pueda crear fuera de Dios.
2. Comprender qué son las obras “ad extra” y que en ellas participa la Trinidad.
3. Entender que cada Persona Divina tiene una huella en la creación, en la redención y en el santificación pero que todas las obras son realizadas por el único Dios.


“En el principio, Dios creó el cielo y la tierra”

El verbo crear en hebreo “bará”  está designado para tener como único sujeto a Dios.
Cielo y Tierra indica la totalidad de lo que existe, pero además que es Dios quien sustenta en el ser toda la creación, lo visible y lo invisible.

Cielo y Tierra tienen otras connotaciones desde el punto de vista bíblico.

a. Indica también una unión y una diferencia. La tierra, es el mundo de los hombres Sal 115, 16. El cielo o los cielos puede designar el firmamento Sal 19,2;

b. pero también el “lugar” de Dios: “Padre Nuestro que estás en los cielos” Mt 5,16; Sal 115, 16; y por consiguiente el “cielo” que es la gloria escatológica.

c. Finalmente, “cielo” indica el “lugar” de las criaturas espirituales –los ángeles- que rodean a Dios.

Recordemos que Dios es una Unidad de Tres Personas Distintas, y que en lo que se diferencian es por la relación que existe, el Padre es padre por el Hijo, y el Hijo por el Padre, y el Espíritu Santo procede de ambos, como un solo acto de amor, siendo ese acto una Persona distinta.


Antes de pasar a explicar los otros dos puntos voy a detenerme para hacer una aclaraciones con respecto a la acción de Dios.

¿Qué son la obras ad extra, y ad intra?

Repito, para que esta verdad quede clara, clara en la medida de nuestra pobre limitación.

Las tres divinas personas no se distinguen ni por su Naturaleza, ni por sus perfecciones, ni por sus obras exteriores. Se distinguen únicamente por su origen. Lo explico:

1. No se distinguen:

a) Por su Naturaleza, porque tienen una Naturaleza común, la Naturaleza divina. Así no son tres dioses, sino un solo Dios.

b) Ni por sus perfecciones, porque éstas se identifican con la Naturaleza divina. Así ninguna de las tres Personas es más sabia o poderosa, sino que todas tienen infinita sabiduría y poder; ni la una es anterior a las otras, sino que todas son igualmente eternas.

c) Ni por sus obras exteriores; porque teniendo las tres la misma Omnipotencia, lo que obre una respecto a la criatura, lo obran las otras dos.

2. Se distinguen únicamente por su origen, porque el Padre no proviene de ninguna persona; el Hijo es engendrado por el Padre; y el Espíritu Santo procede a la vez del Padre y del Hijo. Esto es lo que impide que una Persona se confunda con las otras.

a) Procesiones

Es inútil buscar en el mundo físico un equivalente a este misterio; pues tal verdad sobrepasa el limite de lo creado. Es posible, sin embargo, alcanzar una cierta profundización en esta verdad gracias a la Revelación. Así, con respecto a la Primera y a la Segunda Personas divinas hallamos, por una parte, el empleo de términos relativos: Padre-Hijo (cfr. Jn. 1, 18-1 14, 13; Gal. 4, 4); y por otra parte, que el Hijo es el Verbo del Padre: la Palabra interior con que se expresa totalmente a Sí mismo (cfr. Jn. 1, l). De la Tercera Persona se nos dice que procede del Padre y del Hijo (Jn. 15, 26). A partir de estos datos revelados, y basándose en la analogía de las potencias espirituales del hombre (inteligencia y voluntad), los teólogos han ilustrado -no explicado- este misterio. Las Procesiones (de procedencia) lo ilustran de algún modo.

a.1 El Padre no proviene de ninguna otra Persona.
a.2 El Hijo es engendrado por el Padre por vía de entendimiento.

Cuando la inteligencia humana conoce una cosa -por ejemplo una silla- forma de ella un concepto, también llamado palabra interior o verbo. La “inteligencia" divina se comportará analógicamente: de aquello que conoce en primer lugar -la misma esencia de Dios- forma un concepto, o verbo.

La idea o concepto concebida tiene, en el hombre, dos características: es distinta de la cosa conocida (la idea de silla no es la silla misma), y es, tan sólo, un imperfecto reflejo de ella (la inteligencia no es capaz de penetrar todo el ser de la cosa).

Pero cuando concibe la Inteligencia Suma -al conocerse a Sí mismo-, esa idea será perfecta: el término de ese acto intelectivo perfectísimo es una Idea perfectísima. Además, por ser Dios absolutamente simple, la Idea eterna no se distingue en realidad de la Naturaleza divina.

Esta Idea perfecta de la esencia divina subsiste a su vez como distinta; y, en este insondable misterio, la Persona que, conociéndose concibe el Verbo, es Dios Padre; la Persona engendrada o concebida por el Padre (Palabra eterna de Dios, el Verbo, Imagen perfecta M Padre), es el Hijo (cfr. San Agustín, De Trinitate, 9; Santo Tomás, S. Th. 1, q. 34, a. l).

a.3 El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo por vía de Voluntad y Amor.
Para la procedencia de la Tercera persona se toma como punto de referencia la otra operación del alma humana: la voluntad libre. El estudio de sus operaciones dará la clave para ilustrar la procesión del Espíritu Santo: Dios Padre, al conocer eternamente su Verbo, eternamente lo ama, lo mismo sucede en la relación amorosa del Hijo al Padre. Este nexo de Amor infinito y perfectísimo da lugar a una Persona divina subsistente, que es el Espíritu Santo.


Actividad interna y externa

La actividad de Dios es interna (ad intra), si se refiere a las divinas Personas entre Sí, y externa (ad extra), si se refiere a las criaturas.

1. La actividad interna de Dios es propia de cada una de las divinas Personas, porque se basa en sus relaciones de origen, que son propias de cada persona.

Así sólo el Padre no procede de otra Persona; sólo el Hijo es engendrado por el Padre; y sólo el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo.
Estas tres relaciones, fruto de la actividad interna de Dios, han recibido el nombre de paternidad, filiación y espiración. La paternidad es la relación del Padre al Hijo. La filiación, la relación del Hijo al Padre. La espiración, la relación del Padre y del Hijo al Espíritu Santo.

2. La actividad externa de Dios es común a las tres divinas Personas, y así todo lo que hace una de ellas para con las criaturas, lo hacen también las otras dos.

¿Entonces por qué atribuimos a cada Persona una obra específica?

Además de las obras propias de cada Persona y de las comunes a las tres, hay ciertas obras apropiadas, que sin ser exclusivas, se atribuyen especialmente a cada una de las divinas personas. Así la Escritura suele atribuir:

a) Al Padre la omnipotencia y las obras de omnipotencia, como la creación y conservación de las criaturas.

b) Al Hijo la sabiduría y las obras de sabiduría, como la Redención y el juicio final.

c) Al Espíritu Santo el amor y las obras de amor, como la santificación de las almas.

Estas obras y perfecciones se atribuyen especialmente a cada una de las divinas personas, por tener alguna relación con su origen. Veamos:

a) Al Padre se atribuyen de modo especial las obras de omnipotencia, porque siendo el principio de las otras dos Personas, es de modo especial origen de todos los seres. Ojo Recordar que son co-eternos, en ellos no hay principio ni fin, pero debemos explicarlo de alguna forma, porque el Padre engendra eternamente al Hijo y de ambos eternamente procedente el Espíritu Santo.

b) Al Hijo se le atribuye en especial la sabiduría porque procede por vía de entendimiento, y la sabiduría es Fruto del entendimiento.

c) Al Espíritu Santo se atribuye especialmente el amor, porque procede por vía de Voluntad y de Amor.

Sin embargo, es importante recordar, que teniendo las tres Personas una misma Naturaleza divina, tienen en realidad igual Omnipotencia, Sabiduría y Amor.

De esta forma, la gran comunicación “ad extra” que se da en la Santísima Trinidad, no es más que el reflejo de la comunión “ad intra” de esas personas. Pero sobre todo, es la acción de la Santísima Trinidad por comunicar al hombre su vida divina. Si desde toda la eternidad existe el designio de la salvación, quiere decir que desde toda la eternidad el diseño originario de Dios era el de tener cercano al hombre, el de comunicarle su propia vida. Y por ello el Padre envía al Hijo para que mediante la encarnación, el hombre pueda llegar al Padre. Y envía al Espíritu para confirmarlo en la santidad de vida a la que está llamado.

cec 291.
En el prólogo de San Juan, en el cap 1, 1-3. dice que en el principio existía el Verbo, la Palabra, y el Verbo era Dios.
Todo fue hecho por El, y sin El nada ha sido hecho.

Esto significa que todas las cosas fueron creadas por él y existen para él, y en Col 1, 16-17 dice que el  Verbo existe con anterioridad a todo y todo subsiste, es decir, tiene su  consistencia en él. Las visibles y las invisibles, ha hecho de los ángeles sus mensajeros para y asistan a los que han de heredar la salvación, Hb 1, 14.

También el Espíritu Santo tiene una acción creadora. El Señor y dador de vida. Desde el Gn 1, 2  “el espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de las aguas” Gn 2, 7 “el Señor insufló aliento de vida  sobre sus narices”, el Espíritu Santo dado a los hombres. Es la fuente de toda santidad, como reza la Plegaria Eucarística 2.

cec 292
cfr 258. Uno es Dios y Padre de quien proceden todas las cosas, uno solo el Señor, Jesucristo, por el cual son todas las cosas, y uno el Espíritu Santo en quien son todas las cosas.

El Hijo y el Espíritu Santo –dice San Ireneo- son como las manos del Padre.

Conclusión.

Nuestro deber con este Dios Inmenso y Misericordioso es tributarle todo el honor, la gloria y la adoración, viviendo cada vez mejor la Santa Misa, culto por excelencia a Dios Trino y Uno, donde no podemos tener mayor comunión con el Único Dios; ninguna presencia en todo el mundo conocido y aún por conocer es más real y verdadera que la presencia de nuestro Dios en la Eucaristía.

También ofreciéndole nuestro trabajo, nuestra vida, nuestra familia, y también nuestra oración, que como decía San Josemaría “no sé donde termina mi trabajo y donde empieza mi oración” para que todo nuestro quehacer sea una ofrenda de olor agradable.

Amar, servir y hacerlo amar es nuestra misión. No debemos olvidar que la santidad es ni más ni menos que la perfección del amor. Dejarse amar por Dios, y ayudar a que muchos lo amen, amándolos como Dios nos ha amado.