viernes, 24 de septiembre de 2010

Catecismo Iglesia Católica 198-202


CREO EN DIOS PADRE
CEC 198-202


Citas.
cec  198- 202; 2083; 446, 152
las citas bíblicas las voy diciendo conforme avanzamos.

Recapitulación

1. El credo es la síntesis de nuestra Fe.
2. Se fue afinando conforme se fue profundizando en la teología Trinitaria, al mismo tiempo que respondía a las herejías, los artículos  se formularon en los diferentes concilios.
3. Destacan el símbolo de los Apóstoles y el Niceno constantinopolitano 325 y 381 fruto de los dos concilios.

Objetivos:

1. Descubrir las consecuencias de creer en un Dios Padre, Creador.
2. Encontrar las referencias a la unicidad de Dios en el Antiguo Testamento.
3. Reconocer esa unidad en la Trinidad a través de la revelación de Jesucristo.

CREO EN DIOS.

1. Cuando profesamos lo que creemos, iniciamos diciendo que creemos en Dios Padre, porque El es el Primero y el Ultimo, el Principio y el Fin de todo. Es decir no el fin en cuanto a terminación, sino fin en cuanto a propósito. Todo ha sido creador por El y para El.

A Dios Padre, primera Persona de la Trinidad se le atribuye, la creación, sin que el Hijo y el Espíritu Santo dejen de obrar en la Unidad de la Trinidad.
Ya lo veremos más adelante. Por el momento decimos que el credo inicia, con nuestra profesión de Fe en Dios Padre, que además es creador del cielo y de la tierra. La creación es el comienzo y el fundamento de las obras de Dios.

Dios no necesitaba nada, ni la creación lo haría más perfecto, ni mas poderoso, ni su gloria se vería aumentada. Nos creó por amor, amor gratuito, porque antes de la Creación del mundo nos había destinado para estar con El para siempre para siempre para siempre. Efesios 1, 1-4. A ser santas por el amor.

En eso se manifiesta el amor de Dios, no en que nosotras hallamos amado primero sino en que Dios nos amó. El mundo fue creado para el hombre, el ser humano (hombre y mujer). Para que fuéramos partícipes con El, en el gobierno, en la co-creación a través del matrimonio, icono de la vida trinitaria. Comunión, amorosa de personas, donación mutua, entrega total.

Y toda la creación tiende a El como a su fin.

1 Jn 4, 10 “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó”.

Dios que es amor, no puede revelarse de otra modo sino es como misericordia 1 Jn 4, 8.

2. Cuando decimos Creo en Dios, afirmamos lo más fundamental de nuestra Fe.

Creo, es decir doy una adhesión de toda mi vida, de todo mi ser, a la verdad por Dios revelada, aunque éstas superen mi propio juicio, porque no las pueda explicar en su totalidad. Entonces rindo mi juicio a un Dios que no me puede engañar, porque no miente, y que además nos ayuda a creer por medio de sus obras y sus palabras.

Creo que ese Dios es Padre, porque Cristo me lo reveló, cuando los discípulos le pidieron que les enseñara a orar, El les dijo cómo hacerlo; sin ruido de palabras, en la intimidad, y nos enseñó a decirle Padre, Abba. El sacerdote en la misa nos dice, entrando en el rito de la comunión, “habiendo derramado el amor en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha dado, NOS ATREVEMOS a decir… Padre nuestro…
Nos atrevemos a llamar a Dios, Papá, porque soy su hija. “Mirad qué amor tan grande nos ha mostrado el Padre: que nos llamemos hijos de Dios, ¡y lo somos!” 1 Jn 3, 1.

El apóstol lo recalca, como para que no lo pasemos por alto, ¡y lo somos!.

Todopoderoso, no es un Dios cualquiera, es Padre, Todopoderoso.
Muchas veces ante las dificultades de la vida, acudimos a esta perfección de Dios como para reclamarle, si eres Todopoderoso porqué tuve esta enfermedad, esta situación económica, etc, etc. Perdemos de vista que todas las perfecciones de Dios son en el Amor porque Dios es Amor, es un amor que lo puede todo, en orden a nuestra mayor conveniencia. Cuando veamos la Providencia Divina y las causas segundas nos vamos a dar cuenta de que no hay nada que se escape de las manos de Dios.

Con estas confesiones tendríamos para pensar en nuestra vida, ¿me relaciono con Dios Padre, como mi verdadero Papá? ¿soy yo una verdadera hija? ¿me abandono en El?

Fijémonos qué dice  1 Jn 4, 18 “En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor”. El que ama, cree, el que cree se abandona y no teme.

¿Por qué miente el ser humano? por temor. Por temor al castigo, a las consecuencias de la verdad. La mentira es el principio de toda tentación. Con razón al demonio se le llama padre de la mentira. Con razón dice Jesús, que es la verdad lo que nos hace libres.

Creador del cielo y de la tierra.
En este momento hacemos referencia a la creación visible e invisible, al universo, al hombre, a los ángeles. Sin embargo ésta referencia se hace por la relación con Dios.

El mundo fue creado de la nada, y el hombre fue creado en relación con su Creador, a su imagen y semejanza.

Haciendo un poco de exégesis del Génesis, quisiera llamar su atención en este punto.
Cuando se habla de la creación en el Génesis, todo el relato está orientado en clave para entender la Alianza y los Diez Mandamientos.

En primer lugar, diez veces se repite en este relato: “Dijo Dios”, familiarizando al hombre con los Diez Mandamientos,  introduciéndole en el reconocimiento de que estos mandamientos son el reflejo de la creación y no imaginaciones arbitrarias. También éste relato entra en el ritmo de los siete días, y siete veces se repite “Y vio Dios que era bueno”.  La creación va orientada hacia el sábado, día del descanso, resumen de la Thorá, signo de la Alianza entre Dios y los hombres.

Es importante mencionarlo porque toda la creación conduce al hombre a establecer esa relación con Dios, precisamente porque él es la única criatura que Dios ha amado por sí misma.

Para que pudiéramos entender que Cristo es nuestro descanso, Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados que yo los aliviaré, porque mi yugo es suave y mi carga ligera. El Shabat era el día del descanso, ahora Cristo es nuestro descanso.

Aún más, Dios ha creado el mundo para iniciar con el hombre una historia de amor. Lo ha creado para que el amor exista. Dios ha creado el mundo para hacerse hombre y para poder derramar su amor y ponerlo en nosotros, invitándonos a responderle con amor.

Todos los desórdenes antropológicos que vivimos actualmente se derivan de la negación de esta verdad. Dios es nuestro Creador y nosotros sus criaturas.
En el momento en que el hombre deja de tener a Dios como el referente de su vida, pierde el norte de su existencia.

De creer en Dios como Padre y Creador dependen todos los otros artículos de nuestra Fe, así como todos los mandamientos derivan del primero.

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente, con todas tus fuerzas” .

¿cómo puede el amor imponerse, cómo podría ser un mandato, si a Dios nadie le ha visto, cómo poder amarlo?

“En efecto, nadie ha visto a Dios tal como es en sí mismo. Y, sin embargo, Dios no es del todo invisible para nosotros, no ha quedado fuera de nuestro alcance. Dios nos ha amado primero, 1 Jn 4, 10 y este amor de Dios ha aparecido entre nosotros, se ha hecho visible, pues “Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él”. Dios se ha hecho visible en Jesús, Jn 14, 9 “Quien me ve a mi ve al Padre”.

Así que el amor nuestro es una respuesta al amor de Dios, que nos ha amado primero. Así como del primer mandamiento se derivan los demás, porque: “Si alguno dice: amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso…”
1 Jn 4, 20. Hay una inseparable relación entre el amor a Dios y amor al prójimo, de tal forma que el amor del prójimo es un camino para encontrar también a Dios” (Deus caritas est, Benedicto XVI).

De esta forma los mandamientos explicitan la respuesta de amor que el hombre está llamado a dar a su Dios. Los mandamientos se proclaman luego de que Dios les ha hecho una llamada solemne: “Escucha Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor” Dt 6,4.

La fe viene de escuchar la Palabra de Dios Rm 10,17.
Por eso dice escucha Israel.

II. Creo en un solo Dios.

El símbolo de Nicea – Constantinopla inicia con esas palabras.
Dios es único. El se revela a Israel como el único Dios, al único que se debe adorar.
No hay mas Dios que nuestro Dios.
Unico por naturaleza, por substancia y por esencia.

Esencia, que tiene entidad, que es.
Substancia, lo que hace que una cosa sea lo que es
Naturaleza, es la misma esencia en cuanto principio de operaciones.

acto de ser y ser no se pueden separar pero en filosofía se separan para explicar el principio del ser.

Dios se reveló como el Unico a Israel.
Por medio de los profetas Dios llama no solo a Israel sino a todas las naciones a creer en El, “a volverse a El” Is 45:22-24, luego en Filipenses Pablo dirá que Jesús fue exaltado sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble y toda lengua proclame que Jesucristo es el Señor, en el cielo en la tierra y debajo de la tierra.

III. La unidad en la Trinidad que nos revela Jesucristo.


En la encarnación
Aquí tiene valor doble el término "Hijo", porque en Cristo se unen íntimamente la relación filial con el Padre celestial y la relación filial con la madre terrena. Pero en la Encarnación participa también el Espíritu Santo, y es precisamente su intervención la que hace que esa generación sea única e irrepetible:

"El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios" (Lc 1, 35). Las palabras que el ángel proclama son como un pequeño Credo, que ilumina la identidad de Cristo en relación con las demás Personas de la Trinidad.

Es la fe común de la Iglesia, que san Lucas pone ya en los inicios del tiempo de la plenitud salvífica: Cristo es el Hijo del Dios Altísimo, el Grande, el Santo, el Rey, el Eterno, cuya generación en la carne se realiza por obra del Espíritu Santo. Por eso, como dirá san Juan en su primera carta, "Todo el que niega al Hijo, tampoco posee al Padre. Quien confiesa al Hijo, posee también al Padre" (1 Jn 2, 23). CEC 152.

En el centro de nuestra fe está la Encarnación, en la que se revela la gloria de la Trinidad y su amor por nosotros: "Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria" (Jn 1, 14). "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único" (Jn 3, 16). "En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él" (1 Jn 4, 9).

La escena  del bautismo de Jesús.
Se rasga el cielo, un elemento plástico para enseñar que lo divino se une con lo terreno, se escucha la voz del Padre y en la apertura del cielo el Espíritu Santo en forma de paloma. Este es mi hijo amado, en quien me complazco. Habla el Padre, al Hijo y lo confirma con el Espíritu Santo.



OTRAS PRUEBAS DE LA TRINIDAD EN EL NUEVO TESTAMENTO:

1. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Mateo 28:19

2. La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros.2Cor 13:13

De nuevo podemos observar aquí como Pablo se despide con otra fórmula trinitaria, mencionando al Señor Jesucristo, a Dios Padre y al Espiritu santo. Claramente menciona 3 personas diferentes, pero solamente un Dios.

CONCLUSION.

No hay otro Dios más que nuestro Dios.
Veneramos a un solo Dios en la Trinidad Santísima
y a la Trinidad en la unidad.
Sin confundir las personas ni separar la substancia.

Pero sobre todo recordamos que no creemos en los enunciados, sino en un Dios Verdadero, Personal.

Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él 1 Jn 4, 16.
Estas palabras expresan con claridad meridiana el corazón de la fe cristiana: la imagen cristiana de Dios y también la consiguiente imagen del hombre y de su camino.

Además, en este mismo versículo, Juan nos ofrece, por así decir, una formulación sintética de la existencia cristiana: “Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en  él”.

Así expresamos los cristianos la opción fundamental de nuestra vida. Porque no comenzamos a ser cristianos por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con una Persona que es capaz de transformar nuestra existencia y hacernos vivir con una esperanza que no defrauda.